Eso ya lo tenia yo claro a los 14. Tumbado alli, en la cama, imaginaba escenas muy extrañas. El problema de leer es que fomenta la imaginacion, y cuando determinadas lecturas estan al alcance de tus manos, el problema se agrava. Yo por ejemplo retiraria las biblias porque son peores para la juventud que muchos videojuegos.
La explicita insistencia con que en aquellos textos que yo trataba de entender se hablaba de mutilaciones, cercenamientos, decapitaciones, castraciones y demas lindezas, me auguraban un futuro muy beneficioso para la industria gore si hubiera quedado enganchado en ellos. Afortunadamente me pase de forma muy inmediata a la literatura fantastica, y como todos bien sabemos, los frikis que han pasado parte de su vida considerando a Conan como un guerrero despiadado son bastante blanditos a la hora de aceptar fuentes de horror mucho mas insidiosas para la mente que el Gobernador de California.
Quizas en mi caso, como en esa etapa mezcle algo de incipiante filosofia entre mis textos de cabecera, la probabilidad de que desarrollase un gusto por lo cadaverico quedo reducida a algun numero de creepy, que me solia interesar mas por el desarrollo cientifico y probabilistico de la historia que por el rezumar de sesos gorgoteantes de cabezas aplastadas.
Mas adelante, nunca le cogi gusto a las peliculas sangrientas. Al menos a las que emitian litros de sangre de forma gratuita. Creo que los efectos tampoco me gustaron nunca demasiado, ni tuve nunca mucho estomago para aguantar operaciones a estomago abierto del zombie de turno.
Una de las peliculas que mas asco recuerdo que me diera de pequeño, fue la Noche de los muertos vivientes. En cambio, me aterrorizo La invasion de los ultracuerpos. Para mi siempre fue mucho mas peligrosa la invasion de mi mente que la invasion fisica de mi cuerpo.
Quizas por eso soy tan suspicaz con todos los que tratan de venderme algo. Y mucho mas si tiene que ver con mi mente.
Seguiremos en otro momento, porque el tema promete...
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