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sábado, julio 03, 2010

Xbox Vs Life

He de confesar algo para empezar. Yo he sido videojuegoadicto.

Con esto reconozco que he pasado demasiado tiempo obsesionado con los juegos de ordenador, en periodos cortos o largos de mi vida, con o sin influencia directa en el resto de mis actividades, con o sin repercusion en mis relaciones personales y tambien con o sin remordimientos de conciencia por haberlo hecho.

Como se de lo que estoy hablando (he llegado a perder 8 kilos en una semana jugando casi sin parar), y ademas he conseguido entender despues de muchas batallas y batallitas, personales y online, los motivos por los que me ha gustado tanto siempre jugar, me apetece compartir mis reflexiones sobre este asunto con todo el que quiera escucharlas.

Para empezar, yo considero el juego como algo cosustancial a la vida. El reto constante, la superacion de tus propios esquemas o la sensacion de progreso que te dan los juegos como entrenamiento de la vida, son inestimables en la formacion de la personalidad de cualquier ser humano. La sensacion de autosuperacion que dan algunos juegos es solo comparable a los resultados hormonales que se obtienen consiguiendo grandes metas en la vida. Como estimulo de la creatividad, como forma de ensayo y error sin obtener resultados negativos en el campo de lo real, los juegos no tienen rival. Se juega para, por encima de todas las cosas, aprender.

Se juega para entrenar y al alcanzar cierta maestria, saber ganar, pero sobre todo cuando mas aprovechamos el juego es cuando aprendemos a perder. Aprender a perder en un juego es entrenar la capacidad de resistencia a la frustracion. Esa capacidad se llama resiliencia. Es lo que nos permite perseverar en nuestros objetivos, la que hace que no nos rindamos y sigamos peleando aunque las oportunidades de triunfo sean minimas. Tambien el juego nos une frente a objetivos aparentemente fuera de nuestras capacidades personales, sumando esfuerzos colectivos para superar barreras que en solitario serian infranqueables. El juego en equipo, en cualquier vertiente, estimula la cooperacion, aumenta la capacidad comunicativa y es capaz de crear lazos de confianza entre personas que en ocasiones ni siquiera se conocen. La gestion mediante el juego de objetivos comunes, el reparto de tareas, la especializacion y la capacidad de integrarse en una idea global, en una vision de conjunto en la que nos sentimos algo mas que simples jugadores, es una experiencia que se puede extrapolar a cualquier ambito de la vida, porque en el fondo, jugar es siempre entrenar, es siempre simular, es siempre replicar algo real pisando el territorio de la imaginacion pero aplicando capacidades muy reales a la consecucion de objetivos que no implican riesgo como si lo hacen sus homonimos reales.

Dicho todo esto, que parece ensalzar las virtudes del juego, pasemos a los peligros. El juego es irreal. Pero podemos creer que forma parte de la realidad, que estamos obligados de alguna forma a cumplir con el juego. Es algo que nuestro cerebro a veces no entiende, con muchas adicciones nos ocurre lo mismo. La sensacion de que lo que estamos haciendo es mas importante que la propia realidad se repite de manera constante en todas las adicciones humanas.

La sensacion que me invadia mientras jugaba era que lo que estaba haciendo era lo mejor que podia estar haciendo. Que cualquier otra gratificacion (comida, sueño, interaccion normal con otras personas, sexo, paz interior o simplemente el contacto con la realidad), era a todas luces insuficiente, incapaz de compararse con la sensacion de que jugar un rato mas era lo mejor que podia hacer en ese momento. Todo era postergable, mi cerebro me decia que todo podia esperar. Que solo era un juego, que no hacia daño a nadie, que los demas podian seguir con sus vidas, que solo hacia un descanso de la realidad, que solo estaba entrenando, que cinco minutos mas no significaban nada, que al fin y al cabo era mi vida con la que estaba jugando, que nadie tenia derecho a decirme lo que debia hacer con mis horas de sueño, o de descanso, o con mi trabajo, o con mi dedicacion a mi pareja, o con mi contacto e interaccion social. Solo estaba jugando, eso no hace daño a nadie, pensaba yo, y las gratificaciones del juego me convencian de seguir jugando, porque eran inmediatas, instantaneas, magnificadas por las propias estructuras cerebrales de recompensa.

Es cierto que he sido muy afortunado con el juego, porque las versiones que yo utilizaba eran inofensivas. Al menos a todos los niveles excepto la dedicacion temporal, y ciertos minimos riesgos para mi salud, que era imposible que dejasen secuelas, unicamente debilidad, malnutricion y posiblemente bajada de las defensas inmunologicas. Con una semana de comer y dormir bien, no existian a mi modo de ver ningun tipo de problemas. Ahora la pregunta. Realmente no hay secuelas? No se crea una sensacion de necesitar jugar de alguna forma imposible de controlar? No existira algun circuito de recompensa que se vea afectado por el juego compulsivo, que no pueda ser equilibrado en ninguna otra faceta de la vida?

Pense mucho sobre esto en un par de ocasiones, sobre todo despues de quedar exhausto y pensar que no entendia como habia vuelto a caer en la misma compulsion por aguantar despierto, aguantar sin comer, aguantar un poco mas. Me daba cuenta de que no le hacia ningun bien el juego a mi vida. Me daba cuenta de que, alejado de la pantalla, esas horas las aprovechaba perfectamente bien en cualquier otra actividad, que me recompensaba la vida. Me plantee porque me gustaba tanto jugar.

Al final llegue a la conclusion que una de las cosas que mas me gustaba de jugar era la sensacion de control. Cuando juegas, te sientes con poder, con autentico poder sobre los elementos con los que juegas. Esa sensacion de control es dificil conseguirla en la realidad, porque aun en los juegos interactivos, normalmente los elementos de juego dan unas capacidades a los participantes que la vida real raramente proporciona. en circunstancias normales no comandamos ejercitos, no disponemos de ataques poderosos y no somos incansables. No existe la magia ni ascendemos de nivel con un minimo esfuerzo y conociendo las reglas. Que las reglas sean fijas es un componente muy llamativo de los juegos. En el mundo real las reglas cambian, porque las personas pueden interpretarlas, romperlas, reinventarlas o aprovecharlas en tu contra.

A mi me gustaba el perfeccionismo cuando jugaba. Podia reiniciar cien veces una partida si no iba como yo queria, si no ajustaba al maximo el rendimiento de esa partida. Repeti muchisimas veces algunos inicios de partida, sobre todo en juegos estrategicos de construccion, de adquisicion de recursos, de acumulacion para inversion en poder, en conseguir tener mas antes que los demas... siempre para obtener ventajas competitivas. Nunca me gustaron los juegos de lucha, esos en los que una combinacion determinada de golpes o la constancia en el ataque y el uso de los controles de forma coordinada y rapida deciden el resultado. Mis juegos preferidos eran los estrategicos, y en el apartado de reflejos, los de naves contra oleadas. Creo que el tipo de juego tambien define el tipo de compensacion del que carecemos en el mundo real, o el entrenamiento que nos gustaria conseguir en determinado aspecto que consideramos que o bien dominamos y por tanto nos regocijamos con el, o bien nos sentimos inferiores y pensamos que podriamos hacerlo mucho mejor.

En ocasiones me he descubierto a mi mismo tratando de organizar las vidas de los demas, pensando en como hacerlas mas efectivas. Ese afan de control en los juegos de estrategia se ve muy gratificado. Reconozco que me gusta creer que mi motivacion es altruista, que lo que quiero es que al final mi aportacion mejore al conjunto. Me tranquiliza recordar que durante los años en los que fui entrenador de voleibol, a mis equipos siempre los conciencie o lo intente para que no despreciasen al contrario, sino para que aprendiesen de el. Pero se que detras de ese bonito panorama existe cierto punto de dominacion sobre los demas, que en cualquier momento puede ganarme la partida la sensacion de placer que da el saber que gracias a ti se consiguen las cosas, porque tu eres el que mejor organiza a los demas y saca lo positivo de cada uno.

En ocasiones releyendo este blog descubro ese punto de superioridad. La sensacion de que saber algo me pone por encima del resto, me aupa y permite ver mas lejos, y a veces me gustaria forzar de alguna manera esa vision en los demas. Eso, logicamente, se me nota, se destila en cuanto se aplica la lectura entre lineas a mis laaaargos escritos. Reconozco tambien un detalle que en los juegos puede ser crucial para conseguir buenos resultados. La insistencia en una idea suele debilitar las defensas enemigas. Si eres lo suficientemente constante atacando un determinado sitio, abrir brecha por el puede declinar a tu favor cualquier conflicto.

Creo en el efecto domino. Si conseguimos tirar uno de los pilares de una persona, es muy posible que el resto caiga en rapida sucesion si lo que se pone en tela de juicio es su capacidad para valorar correctamente las cosas. Por eso es raro ver ceder a las personas en las cosas que consideran importantes en sus vidas, aunque sean las mas pequeñas aparentemente. El efecto domino de conseguir cierta inseguridad sobre el propio criterio de eleccion de lo importante puede ser devastador. Y yo reconozco que se usar ese efecto cuando considero que es importante derribar una creencia determinada, pero tambien reconozco que corro muchos riesgos, pues las implicaciones psicologicas de una desestructuracion importante de las bases que una persona aplica en su vida para plantearsela no las tengo siempre perfectamente definidas. Y al final tras muchos años de pensarlo, hacerlo, entrenarlo y meditarlo, creo que la manipulacion de los demas, ya sea a nivel intelectual, emocional, conductual... es algo demasiado serio como para no tener mucho cuidado con ello. Mi solucion es la sinceridad, el advertir que vas a intentar manipular a alguien. Cuando esa persona sube sus defensas, al menos estas seguro de que se da cuenta de lo que haces o intentas. Es algo asi como jugar limpio pero duro.

Creo que mi forma de jugar y mis motivaciones no son de las peores. Tambien el tipo de juego que te obsesiona dice mucho sobre los motivos. Es cierto sin embargo que los perjuicios sociales y personales de una obsesion ludica, son tremendos. Se rompen parejas, se pierden amistades, se produce aislamiento social en muchas ocasiones, tambien se alienan las necesidades basicas y se puede entrar en un estado de virtualidad absoluto. Existen juegos tan absorbentes que generan un alter ego jugador que compite con la vida real par obtener disponibilidad absoluta del jugador obseso. En japon existen generaciones que ya sufren ese sindrome, debido a la alta tecnologizacion asi como al gran problema de la interaccion social debido a estrictas reglas de etiqueta integradas en su cultura que impide un contacto fisico o visual casual, y aisla en pequeñas reticulas intercomunicadas pero sin contacto directo a sus componentes.

Cuando el juego se utiliza correctamente, cuando se integra el aprendizaje y el entrenamiento que proporciona, o la liberacion de hormonas que produce la simulacion de una descarga de adrenalina sin correr peligros reales, estamos aprovechando lo que el juego nos aporta. Las personas que rechazan el juego, que en ninguna faceta de su vida se dedican a simplemente practicar sin riesgos reales una actividad que simula o propone retos complejos para nuestro cerebro, estan perdiendose una herramienta magnifica para el desarrollo de la creatividad. La posibilidad de un ensayo sin resultados catastroficos, la simulacion de situaciones en las que se enfrentan problemas que obligan a la reflexion rapida, forma parte de nuestro crecimiento como niños de forma absoluta y directamente relacionada con nuestro desempeño como adultos. La confianza en el respeto a las reglas tambien comienza en los juegos. Cuando alguien juega sucio, nos parece casi de lo peor, porque esta aprovechandose de las reglas a su favor, mientras nosotros las respetamos.

Casi cualquier actividad humana puede simularse en un juego, incluso hemos llegado a crear sociedades virtuales que directamente duplican el mundo real, permitiendo la creacion de personalidades teatralizadas, de un ensayo directo acerca de como ser de otra manera por completo. En conjunto los juegos abarcan actualmente entrenamiento en cualquier actividad humana y en muchas extraterrestres... Y tambien permiten que miles de personas se abstraigan del mundo real y se dediquen a virtualizar sus vidas en lugar de entrar en contacto directo con la realidad que esquivan.

Personalmente he aprendido que soy capaz de superar el enganche a los juegos de ordenador. Y me alivia pensar que he tenido mucha suerte al tener una adiccion tan facilmente superable. El hecho de que exista un componente plenamente psicologico en este tipo de adiccion, y de que la hiperactividad y perdida del sentido de la realidad que provoca sea realmente una magnificacion de un efecto positivo, que puede reenfocarse y dosificarse porque forma parte normal de nuestro desarrollo como personas, me hace respirar con cierta tranquilidad. Y tambien con esperanza de que muchos jugadores viciados del mundo recuperen el contacto con una realidad no programable, no repetible, no controlable y maravillosamente interactiva.

Afortunadamente el no depender del añadido de sustancias externas, de que unicamente haya sido mi cerebro el que crease la sensacion de necesidad del juego, me ha favorecido mucho. En demasiadas adicciones se incorpora un elemento muy peligroso en la combinacion con el problema que genera la adiccion. Que es el aporte externo de modificadores neuronales. Ese aporte unido al interes de los coadictos en la integracion del sujeto en sus circulos para justificar sus propia adiccion, crea un coctel dificilmente evitable por muchas personalidades en formacion, pues siempre me ha dado la impresion de que las adicciones se forjan en la adolescencia, en las etapas tempranas de la fijacion de la personalidad. Detras de las justificaciones que avalan el abuso de sustancias siempre hay un interes personal en mantener la propia estima, en aprovechar para dar por valido el propio consumo.

De todas formas, he de reconocer que cualquier adiccion, hasta la mas insignificante aparentemente, esconde una carencia de recursos para enfrentar algun apartado de nuestra realidad. Y creo profunda y sinceramente que toda persona deberia tener la oportunidad de buscar el origen de sus problemas, recibiendo el apoyo de todos aquellos que le valoran y quieren, porque todos tenemos la capacidad de despertar amor con nuestros actos en los demas, y esa oportunidad deberia ponerse por delante, ser un objetivo fundamental de nuestra vida. Si conseguimos averiguar cuales son las carencias que nos hacen depender de lo que sea que seamos adictos, damos un paso de gigante para lograr una felicidad que la mayoria de las veces se nos escapa de las manos, porque no sabemos entender que lo primero que hay que saber abrazar es a uno mismo, que somos siempre el primer objetivo de nuestro amor y respeto, que merecemos ese respeto propio, ese trato con nosotros mismos. Debemos querernos, perdonarnos, asistirnos y apoyarnos a nosotros mismos. Quien lo hace descubre su propia felicidad intrinseca, independiente y autonoma de las circunstancias. Cuando te tratas bien a ti mismo alcanzas el bienestar que sirve de camino y ejemplo a los demas, y te permite tener claro como puedes conseguir que se sientan los demas. Vivir momentos de paz, estar tranquilo y contento con tu forma de ser y que eso ocurra sin mas barreras frente a tu propio espejo, es algo inmenso. Te desborda y les llega a los demas. Y te proporciona la energia necesaria para enfrentar cualquier reto.

Para finalizar, me gustaria poner por escrito una idea que me ha rondado hace tiempo la cabeza. En varias ocasiones he comentado a algunas amistades una teoria que me parece bastante simple acerca de lo que hace bien o no hace bien a una persona. Y es buena idea ponerla por escrito.

TRATANDONOS COMO A NUESTRO HIJO DE CINCO AÑOS

Imaginemos que vamos siempre acompañados de un niño de cinco años, y que ese niño es nuestro hijo. Imaginemos que tuvieramos que definir, de la manera mas general y absoluta posible, que es lo que podemos hacer en nuestra vida que es o no es bueno para nosotros. Bueno, pues para mi es bien simple, facil de entender, practico, original y directo.
Cualquier cosa que pudiera perjudicar a ese niño de cinco años, ES PERJUDICIAL PARA NOSOTROS.
Un niño de cinco años ya tiene un aparato digestivo capaz de asimilar cualquier comida adulta. Pero con matices, porque si le das el picante o la sal o el acidificante o el gas o el exceso que le damos los adultos a la comida, el niño se indigesta. Las consecuencias psicologicas de analizar este ejemplo hasta sus ejemplos mas triviales son bien explicitas. Cualquier sustancia de las "defendibles" y que provocan diversos tipos de daños irreversibles en nuestros organismos, quedan excluidas automaticamente como sustancias "buenas" o minimamente recomendables para un ser humano. Se acaban asi las diversas excusas que basadas en argumentaciones psudomedicas circulan por ahi.
Alcohol, drogas, tabaco, excitantes, etc.... Todo eso simplemente se nos hace aberrante darselo a un niño de cinco años, a nuestro hijo, con la conciencia tranquila. Y nos horrorizaria que alguien nos dijera que se lo da a su hijo porque para eso es su padre.
Pues lamentablemente eso hacemos al justificar el autocastigo al que sometemos a nuestros cuerpos vulnerando su estabilidad, su homeostasis, su equilibrio, su relajacion, su recuperacion y su funcionamiento.

Nos hacemos especialistas en machacarnos, y nos autojustificamos constantemente. Yo decidi hace tiempo que quiero tratar bien a mi niño de cinco años, y aunque de vez en cuando se queja, procuro escucharle. Se que mi cuerpo es el unico vinculo con la realidad y con el amor del que dispongo. Se que cuidarlo y respetarlo me hace sentir bien, sin mas. Asi que espero que todos lo escucheis tambien. Y si quiere jugar, que lo haga con amigos, que no se aisle como yo hice a veces. Que salga al sol, que se deje abrazar y que haga equipo para superarse, aportar, integrarse, participar.

Brindo con vuestros niños con un estupendo zumo de naranja y fresa. A vuestra salud...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Critica a la frase: "Tratandonos como a nuestro hijo de cinco años"
Con un niño de 5 años no tendrias sexo, verdad?
Es malo el sexo para ti?

Y digo esto para contra-atacar a tu frase: "Cualquieer cosa que pudiera perjudicar a ese niño de 5 años, es perjudicial para nosotros"
E

Luis dijo...

Muy buena apreciacion. La omision del sexo ha sido completamente consciente.
Cuando me plantee esta teoria, fue el unico obstaculo que me causaba dudas. Pero luego las resolvi.

Si no tienes contacto fisico con un niño de cinco años lo estas maltratando tambien. La carencia de ternura, calor, caricias, presencia fisica, es incluso mas decisiva cuanto mas jovenes somos. Los bebes que no reciben esa atencion calida no son capaces de encauzar correctamente en su posterior desarrollo una relacion sana con su entorno afectivo.

Si a un niño de cinco años no lo abrazas y crees que con alimentarle bien y no darle venenos crecera sano, el tiempo demostrara que nos equivocamos con el.

Por supuesto, el sexo es algo mas que abrazos. Pero es el abrazo mas intimo que conozco. Por supuesto, lo que nos diferencia de los niños basicamente es la madurez sexual y la capacidad reproductiva. Ademas de capacidades mentales y fisicas evolucionadas.

Despues de plantearme el tema y darle vueltas, resolvi dejar el sexo entre adultos o las conductas sexuales aparte en esta teoria acerca de como tratarnos. No se trata de ser absolutos o generalistas hasta la perfeccion, porque he descubierto con el paso del tiempo que las reglas absolutas son el camino perfecto para el dogma. Si algo es parcialmente valido, creo que hasta donde llegue hay que aprovecharlo.

Y asi como una flexibilidad exagerada convertiria los bosques de bambu en simples campos de espaguetis verdes, una rigidez innecesaria los partiria con la primera racha de viento fuerte.

Toda teoria tiene fallos. Toda vida contiene errores y cosas que mejorar. Y resumir, condensar y poner metaforas tiene el riesgo de que se escapen todas las posibilidades. Me gusta la idea del niño porque nos ayuda a recordar que somos fragiles.

Pero entiendo lo que quieres decir, y agradezco mucho el aporte, asi he podido anticipar otro post que tengo pendiente con este tema...

Un abrazo!