Tengo una opinión ambivalente sobre la estética. En muchas ocasiones la he considerado una terrible losa para la realidad de las personas.
Considero realmente absurdo que nuestros juicios de valor acerca de los demás estén tan condicionados por su apariencia que lleguemos al extremo de atrofiar nuestra sensibilidad y empatia perdiendo la oportunidad de disfrutar de una vida consciente y sincera con los que nos rodean. Y en lugar de luchar y aprender para conseguir algo parecido, la estética despiadada que nos hace esclavos y mártires y adoradores de ídolos vacíos nos une a otros tan engañados como nosotros por las apariencias, y nos perpetua en el eterno miedo a envejecer, a arrugarnos, a que no nos admiren ni nos piropeen, y a que en el fondo no acepten nuestras imperfecciones y no nos quieran tal y como somos realmente.
Somos seres sociales y parte de nuestra felicidad reside en que el grupo nos acepte. Pero las dinámicas de grupo tienden a simplificar y borran las particularidades que nos definen únicos. En todo grupo se genera un statu quo automático que nos jerarquiza y nos posiciona, nos comparamos con todos los participantes de forma instantánea e inconsciente, y nuestros viejos y arraigados patrones simiescos marcan a los que nos rodean para saber cómo relacionarnos con ellos.
Ante una mujer que sobresalga de forma estética, natural o artificialmente (nótese que sólo es necesario que supere la media existente en el entorno) los hombres activarán circuitos neuronales de recompensa simplemente por mantener su atención en ella.
Y en el caso de ellas, las señales de atención que los hombres y mujeres les envían refuerzan constantemente el concepto de que a más belleza más fácil es todo. O al menos así parece desde el lado con la hierba teoricamente siempre mas mustia que la del guapo/a vecino...
En el camino inverso, los hombres que usan la estética tienen menos ventajas, porque afortunadamente para ellas, la cara bonita de un hombre a una mujer no le resuelve la vida. Como mucho se la alegra un rato, pero en la mayoria de las ocasiones se la complica, de hecho.
A ellos tampoco les acaban de llenar las mujeres toda fachada, sin profundidad ni más aspiración que mantener o disminuir la talla del pantalón, unas uñas y depilacion perfectas y que las carnes no les cuelguen demasiado pero tampoco tener un musculo visible, pero el engaño sigue igual, alimentado desde ambos bandos por la vana ilusión de que los guapos son un poquito más felices siempre.
Es triste que el engaño mantenga a tanta gente infeliz innecesariamente. Lo que define nuestra capacidad de disfrutar de la vida con los demás no es su valoración social. Es nuestra habilidad para superar los prejuicios evolutivos que nos provocan la discriminación inconsciente y automática de los demás en función de parámetros que no tienen nada que ver con su auténtica naturaleza ni valor intrinseco.
La estética me preocupa cuando se convierte en máscara. Hay demasiadas personas que dedican su vida a conseguir la fachada perfecta y luego se lamentan de que nadie les acepte sin ella.
Y ahora la segunda parte. El otro día me hice una limpieza facial.
La verdad es que estas aparentes incongruencias me encantan. Me recuerdan constantemente que lo importante sigue siendo hacer las cosas como creo que hay que hacerlas. Así dejo de preocuparme de lo que opinen los demás, y experimento lo que necesito experimentar para seguir aprendiendo en mi vida.
Lo cierto es que yo no soy una excepción a lo que acabo de comentar. Como todos, observo atentamente y cuido mi fachada. Pero me gusta ser consciente de lo que es, y no me quejo ni me agobio por lo que opinen de ella.
Es sólo la fachada.
Lo cierto es que fue raro estar tumbado media hora con una mascarilla sin moverme. Pensé en las horas, los miles de horas que mujeres de todo el mundo emplearían igual este año. Pensé en si la inversión les compensaria. O si acaso sabrían porque lo hacían en el fondo. No estaria mal que alguna mujer me respondiese a esta entrada y compartiese las cosas que se le ocurren tumbada mientras mascarillas, depilaciones, limpiezas, peelings, manicuras, pedicuras y demas formas de pulir su cuerpo emplean horas y horas de su por otra parte irrecuperable tiempo de vida.
Por mi parte las sensaciones no fueron malas, creo que lo de cuidarse para aumentar la salud de la piel lo vengo haciendo toda la vida, por mi aficion al deporte, asi que esto es una especie de continuacion de ese esfuerzo (aunque tumbado!!). Pero imagino que los motivos que nos damos a nosotros mismos para hacer las cosas siempre acaban por convencernos de que es lo mejor que podemos hacer.
Es complicado (lo he hecho y lo se) cambiar de direccion con el pie en el aire. Cuando hemos tomado una decision, en los momentos previos a ejecutarla se nos hace muy cuesta arriba cambiar de idea. Es como si nos traicionasemos a nosotros mismos, o creyesemos que vamos a caer en una espiral de indecisiones.
En este tema de la estetica, tengo claro al menos lo que no hare.
No la utilizare como excusa para dar por buenas, validas o importantes a personas que solo son atractivas fisicamente, y tampoco la utilizare como argumento para ignorar lo que llevan dentro todos aquellos que, como yo mismo, sientan que no pertenecen al sector bello de la poblacion.
Me quedo con la sensacion de que cuidarse en cualquier aspecto de la vida es bueno, y espero que mis arrugas por reirme no me las quite jamas ninguna crema.